Los 6 elementos del sistema turístico
El turismo, más que una simple actividad
consistente en viajar a un lugar diferente al de tu entorno habitual por al
menos 24 horas y máximo 365 días, es un sistema perteneciente al sector terciario
de la economía, mejor conocido como de servicios, en el que se interrelacionan
6 diferentes elementos.
El enfoque sistémico permite explicar el turismo
como un conjunto amplio de actividades y actores interrelacionados, a la vez
que pone de manifiesto las repercusiones, positivas o negativas, que puede
generar en un territorio concreto.
La
demanda turística: es el número de personas que viajan o
desean viajar para utilizar instalaciones turísticas y servicios lejos de sus
lugares de trabajo o residencia (Mathieson, 1990). Esta definición contempla la
demanda real o efectiva, y la demanda potencial que estaría interesada enviajar
al destino.
La
oferta turística: es el
conjunto de bienes y servicios puestos en el mercado. La oferta se clasifica en
primordial y complementaria (De la Torre, 1980): la primera está integrada por
los recursos turísticos y la segunda, por las empresas que componen el
equipamiento turístico y los eslabonamientos. Los recursos o atractivos turísticos
han sido considerados la materia prima de la actividad debido a que son los
elementos de la cultura o la naturaleza con atributos para motivar a los visitantes
y generar la corriente turística.
La
infraestructura: es el
conjunto de obras y servicios que sirven de base para el desarrollo de todas las
actividades económicas, y en consecuencia, puede ser de uso común o puede ser
específica del turismo. Es el soporte que permite la conexión entre centros
emisores y receptores y el desarrollo del destino turístico, en especial, el transporte
(rutas y terminales) y la comunicación.
La
superestructura: está
integrada por organismos públicos, privados y del tercer sector que tienen por
objeto planificar y coordinar el funcionamiento del sistema turístico.
La
comunidad receptora: Este subsistema
puede considerarse el más reciente en cuanto a su incorporación en los estudios
del sistema turístico. La población local, que no participa de manera directa
en el resto de los subsistemas, tiene fundamental importancia para el
desarrollo local. Esta teoría, en su aplicación al turismo, se ocupa de
analizar las condiciones en que el conjunto de la población puede mejorar su
calidad de vida a partir de la actividad turística.
Las dimensiones
En una primera etapa, la descripción de cada uno de
los subsistemas que caracterizan un destino turístico fue de utilidad para la
investigación y la planificación.
La
dimensión económica: permite
analizar los determinantes económicos de la actividad y las repercusiones del
turismo en el contexto económico. Los determinantes más generales que favorecen
la realización de turismo son el nivel de desarrollo económico de los centros
emisores, y el ingreso disponible de las personas. Las políticas macroeconómicas
y en especial la política cambiaria, tendrán un fuerte impacto en el sistema turístico.
La
dimensión cultural: este
análisis pone de manifiesto la conflictiva relación entre turismo y cultura. Es
probable que en este ámbito se generen las discusiones más fervientes de la
actividad, entre los defensores del turismo como actividad que promueve la paz
y el conocimiento de los pueblos, y aquellos que lo consideran factor de
aculturación y destrucción del patrimonio.
El turismo es un fenómeno cultural si se lo entiende
como forma particular de utilizar el tiempo libre. La diferencial valorización
del ocio en la sociedad genera el determinante más profundo del turismo, en
tanto pauta cultural que prioriza formas diversas de descanso, recreación y
creación (Munné, 1995).
La
dimensión social: permite
visualizar de manera específica la relación de los grupos sociales con el turismo,
y su evolución a través del tiempo. Desde el contexto se analizan los
determinantes del acceso a la actividad como el nivel de educación, ocupación,
grupo etario y experiencias previas, que junto a los factores económicos ya
mencionados, conforman la caracterización socioeconómica de la demanda, aunque
este nivel de análisis, ya no tiene por objetivo describir la demanda sino
analizar los mecanismos de inclusión y exclusión de grupos sociales en la
posibilidad de realizar turismo.
La
dimensión ambiental: genera una
de las principales líneas de investigación en los últimos años, situación relacionada
con las transformaciones ocurridas a partir de la década de los años setenta
del pasado siglo, en cuanto a la conciencia ambiental, los movimientos sociales
ecologistas y el impacto de las actividades humanas en los ecosistemas.
La
dimensión política: El turismo
es altamente sensible al contexto político dado que en situaciones de conflicto
la actividad es inviable y las relaciones internacionales van a condicionar el
libre movimiento de los turistas. A nivel nacional, un determinante fundamental
para el sistema es el lugar que ocupa el turismo en la estrategia de
desarrollo.
Conclusión:
El enfoque sistémico resulta fundamental para analizar
la actividad turística de manera integral, incluyendo su estructura, la
relación con el contexto en el que se desarrolla, y su finalidad de contribuir
a mejorar la calidad de vida de quienes intervienen en ello.